POR GRACIÁN DE HERRERA
La poesía erótica de la mujer ha cambiado a lo largo de la historia, de cultura y país.
Contemplando a la argentina Ethel Bellis, como se hace llamar en Facebook, emanan las palabras como un cántico que brota del universo interior, la apasionada entrega que hacen de la piel el fuego en medio del campo rodeado de árboles y de estrellas.
El ritual que rodea a los seres que sienten la vida con tal intensidad que los males que nos afectan son circunstancias que no vulneran lo más preciado de la existencia: el amor y la elíptica que traza su camino. El don de decir las cosas tal y como son y las imágenes que muestra Ethel, hace que lo cotidiano se alimente de la madera perfumada por lo etéreo.
FUEGO
Apaga el fuego, que mi piel arde
Mi sangre hierve de deseo.
El deseo incontrolable
De poseerte,
De que esta noche seas mío.
Mitiga el dolor que se apodera de mí ser
Lléname de ternura con tus besos
Que mi cuerpo grite en un gemido
Hazme tuya es lo que te pido.
Ethel Bellis es una mujer que parecería que su descendencia fuera italiana, de cara redonda, pómulos altos y ojos del atardecer, su página es maravillosa porque discurre por el erotismo que es tan natural como la luna y el sol cuando se funden en un eclipse. Este es un ejemplo y algunas imágenes con las que se inspira al escribir a vuelapluma. Al menos esa es mi impresión, pero de que es intensa, ni duda cabe.