ARLETH Terán es una villana por demás ubicada por el público. No es para menos. Inició su carrera como actriz con un antagónico, y desde entonces a través de la actuación ha recorrido todos los matices y escalas de la maldad pura. Algo hay de esas villanas en su temperamento: es inteligente, decidida y siempre logra lo que se propone, cualidades que vuelven legendarios a esos personajes que acaparan más atención que la protagonista.
Es por esto que Arleth, además con sus ojos verdes y sus labios gruesos, ha acaparado portadas desde su inicio en la profesión, lo mismo que por proyectos televisivos que por los chismes en los que ciertas publicaciones, casi por deporte, la suelen involucrar.
Terán se lo toma con filosofía: un chisme le ayuda a estar vigente, a permanecer a cuadro, a alimentar esa leyenda terrible de niña terrible y ahora femme fatal, que para bien o para mal, construye sus personajes en el imaginario popular.
-¿Cómo fue el acercamiento al mundo de las telenovelas?
“Tenía 15 años de edad cuando estaban grabando una telenovela en San Luis Potosí, donde crecí, aunque soy de Ciudad Victoria. Tamaulipas; la historia era ‘El vuelo del águila’. Un día me fui a la locación de pinta con una amiga de la Secundaria y queríamos ver cómo se grababa. De repente salió alguien de la producción y nos invitó a ser parte del equipo de extras. Nos pusieron ropa del periodo revolucionario como cananas, trenzas y sombreros y nos maquillaron la cara para que se nos viera sucia.
“Entonces conocí a Pedro Damián, porque buscaba una persona que supiera montar y que se fuera de ancas en un caballo. Desde chica yo lo he hecho, porque mis abuelos tienen un rancho y nunca me dieron miedo los caballos. Pedro Damián me habló del Centro de Educación Artística (CEA), dirigido por Eugenio Cobo, quien encarnaba a ‘Venustiano Carranza’. Entro y me pareció alucinante esto de conocer todos los espacios en los que se desenvuelven los artistas.
“Nunca me imaginé que fuera tan complejo, que tuvieran tantas horas de estudio y que le dedicaran tanto tiempo a la profesión. Hoy en día a los nuevos se les hace muy fácil pararse frente a un monitor, pero realmente estudiar actuación conlleva muchas cosas: historia de arte, pantomima, ballet, estilos de baile e historia del cine”.